Todos esperábamos la Semana Santa, todos los estados y
comentarios reflejaban la felicidad y las ganas de juntarse de nuevo con la
gente de sus pueblos. Después de mucho esperar me junte con lo mejor de los
mejor. Días en la capital, aparte de
risas con mi Sandrita y sus amigas, también estuve con dos personas que quiero
mucho y por circunstancias no las había vuelto a ver desde que las conocí. Los días
en el pueblo, como siempre son días de recordar. El jueves nos decidimos por
irnos de ruta, al pozo de los humos por el lado de Masueco. Fue una excursión para
recordar y lo de repetir… pues no lo sé, de momento no jajajaja. La noche del
jueves fue una noche difícil de explicar, entre chupito y chupito pues pasa lo
que pasa. Con nuestro cuerpo de escombro el viernes no tuvimos fuerza de
voluntad para irnos de ruta, asique unas buenas cervecitas en la mano y una
buena terraza. Por fin llego la cena esperada por todos, la sorpresa fue el ver
que nuestra vecina se había ido, asique tuvimos una noche intensa llena de
buena gente. Llegar a casa llena de arena, tarta, azúcar y agua, fue una de las
cosas más curiosas de la noche, creo que cada vez que voy, vuelvo
lunes, 21 de abril de 2014
Semana Santa Vidoleña...
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